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CARTA ENCÍCLICA
CARITAS IN VERITATE
DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO
XVI
A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS, A TODOS LOS FIELES LAICOS, Y A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD
SOBRE EL DESARROLLO HUMANO
INTEGRAL
EN
LA CARIDAD Y EN LA VERDAD
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ENCYCLICAL LETTER CARITAS IN VERITATE OF THE SUPREME PONTIFF BENEDICT XVI
TO
THE BISHOPS, PRIESTS AND DEACONS, MEN AND WOMEN RELIGIOUS, THE LAY FAITHFUL, AND ALL PEOPLE OF GOOD WILL ON INTEGRAL HUMAN
DEVELOPMENT IN CHARITY AND TRUTH
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MARTIN GARRIDO ARAYA, DIRECTOR, ESCUELA DE AUDITORIA, UMC |
El suceso más relevante de la semana pasada fue la Carta Encíclica de
SS Benedicto XVI dirigida al clero y a los hombres de buena voluntad en la que apunta sobre el desarrollo humano integral
en la caridad y en la verdad. En el Capitulo III dedicado a la “ Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil”
realiza un severo y completo análisis de la situación económica actual del mundo y de la crisis financiera que lo sacude,
recordando con histórica claridad la perspectiva que tuvo su antecesor Pablo VI en su Encíclica “Populorum Progressio”
al destacar la importancia de una economía de mercado que incluyera a todos los pueblos con un compromiso de un mundo cada
vez mas humano para todos. A su turno, también, siguiendo la raíz histórica se remonta a lo indicado en Rerum Novarum la que
como consecuencia de la Revolución Industrial, indicó la importancia de la redistribución de la riqueza por parte del Estado.
El
principal mensaje de esta Encíclica “Caritas in Veritates” en este rubro apunta a que la sociedad y el hombre
en si mismo no tan solo deben buscar la riqueza y el beneficio, sino que deben estar siempre en la perspectiva de la solidaridad
y de la fraternidad señalando el concepto de democracia económica como expresión de justicia del bien común.
Por otro
lado, realiza una crítica a la situación propia del mercado en que puede ocurrir que el mas poderoso avasalle al más débil
lo que atenta a las relaciones humanas en si mismas; señala con claridad que los instrumentos y herramientas del mercado financiero
son necesarias y valiosas para el progreso, pero que el hombre en su egoísmo transforma en perniciosos y su reproche va hacia
la conciencia moral de sus operadores.
Reclama con fuerza la necesaria presencia de la Ética Social, de la Transparencia,
de la honestidad y de la responsabilidad social.
La importancia de la Globalización es parte central de este Capítulo
III en que indica – con justeza – que las culturas del mundo son distintas y diferentes pero que la economía tiene
la extraordinaria virtud de hacerlas operar simultáneamente y que debieren estar basadas en el respeto conmutativo para el
intercambio de valores equivalentes y que requiere de leyes y normas justas que aseguren la redistribución de la riqueza.
Aboga
S.S. por la conveniencia del desarrollo de las dinámicas económicas internacionales pero dentro del modelo ético, sin las
distorsiones y disfunciones que se advierten en los tiempos presentes y que han dañado seriamente el crecimiento económico
y la justicia social que le es propia. Indica que el Mercado de Capitales con toda su dinámica no tan sólo puede ofrecer las
mayores utilidades a sus accionistas sino que debe participarse a los trabajadores, clientes, proveedores, y la comunidad.
Es la llamada Responsabilidad Social de la Empresa.
Es dura su crítica hacia los sectores que practican la especulación
y la búsqueda de beneficios inmediatos y fundamenta la importancia de la economía real. En este sentido comparto plenamente
lo afirmado por S.S. ya que la teoría del valor de los bienes es la que debe sustentar el crecimiento económico y no la especulación.
En
lo político apunta a una mayor cooperación entre los Estados y el fortalecimiento cada vez mayor del Estado de Derecho y de
los derechos humanos en la consolidación definitiva de todo régimen constitucional y verdaderamente democrático.
Concluye
este capitulo con las seguridades que el proceso de globalización ofrece la incuestionable verdad de un crecimiento sin par
para estos tiempos con la gran oportunidad de la distribución de la riqueza a un nivel mundial jamás visto antes. Esta economía
de mercado ofrece mayores recursos y tecnología que pueden ayudar poderosamente a eliminar la miseria del mundo fundada en
este proceso multivalente y multidimensional. El hombre debe ser protagonista del desarrollo, no una víctima del mismo.
La
fundamentación estará en la forma civilizada que se realice, es decir con sujeción a la ética cristiana, a la transparencia,
a la democracia y todas aquellas virtudes que se contemplan en esta encíclica como en las anteriores.
La formidable
vinculación que existe entre esta Encíclica y la crisis en la economía de mercado social se encuentra expresada – de
manera notable – en los siguientes puntos:
- El desarrollo del pensamiento monetarista
que facilitó el desarrollo financiero de la economía social de mercado al ratificar la tasa de interés como motor del desarrollo
dio un énfasis al componente financiero no visto antes en cuanto a la teoría del valor de los bienes o de la llamada Economía
real ( que se cita en la Encíclica). Incuestionablemente la velocidad de circulación de los bienes y la financiera se condicen
en el desarrollo y el crecimiento económico. Una disfunción o distorsión entre estas corrientes y sus elementos es de gravedad
y es origen de la crisis que se vive actualmente. ( incs. 36 y 40, Cap. III)
- La falta de transparencia, de regulaciones
y la ausencia de un control financiero adecuado y macroeconómico de acuerdo a los tiempos ha sido un factor preponderante.
En esto la Auditoria como técnica moderna de orden económico tiene un rol que jugar en el mundo futuro. ( inc.36, Cap. III)
- La falta de conciencia moral o de honestidad
por parte de los actores del mundo financiero que no evitaron la crisis sino que la procuraron en alguna medida es otro factor
que la Encíclica apunta con claridad. ( incs. 36 y 38, Cap. III)
En suma, este Documento tiene una trascendencia vital en este momento
de la Historia del Mundo. Nuestra Universidad en su Misión tiene conceptos de pluralismo, integridad y de proyección internacional,
de ahí que la Globalización y sus basamentos económicos son de importancia. Esta Encíclica es necesario asumirla y comentarla.
El
análisis que se procure, en nuestras aulas y en sus cuerpos académicos estará inspirada en la Encíclica, en la Economía Social
de Mercado y obviamente en la Misión Institucional.
Todo quehacer en nuestra Universidad responderá a la profunda convicción
que se tiene de que “in nostra aulae totus ocassions est”
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