In the midst of a global recession, religious leaders are looking beyond the recent regulatory fixes and bailouts aimed at
repairing an ailing financial system. They are questioning the underlying assumptions of a market economy that they say has
lost its moral bearings. Last week, Pope Benedict XVI issued an encyclical, a papal pronouncement, that decries the divide
between rich and poor. He said that growing financial interdependence had not been matched by ethical interactions for the
good of all and that the United Nations and financial institutions should be reformed so that a "true world political authority"
can work for the common good while respecting local decision-making. "The church does not have technical solutions to offer
and does not claim to interfere in any way in the politics of states," the pope wrote. It "does, however have a mission of
truth to accomplish. . . . Fidelity to man requires fidelity to the truth." The archbishop of Canterbury, speaking Wednesday
in Anaheim at a national convention for Episcopalians, criticized those who profit by manipulating markets and fashioning
exotic financial instruments on a house of cards. "In the last six to nine months, what we have seen in our world is not simply
an economic crisis but a crisis of truthfulness," said the Most Rev. Rowan Williams. "We have suddenly discovered that we
have been lying to ourselves."
"Las
finanzas son un sistema de corrupción global"
Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla. Firma una denuncia radical de la crisis financiera y del
hundimiento de los valores morales.
Juan Torres, catedrático
de Economía de la Universidad de Sevilla, acaba de publicar La crisis financiera.
Guía para entenderla y explicarla. Un pequeño libro en el que de manera clara y sucinta acerca a los ciudadanos lo que
está ocurriendo en el mundo y por qué. Pero va mucho más allá. Es la denuncia de una crisis moral y un intento de "animar
a los ciudadanos a levantar su voz, y decirle a los poderosos que hasta aquí hemos llegado".
"Los ciudadanos tienen que saber que
la Iglesia tiene paraísos fiscales"
¿Sufrimos
las consecuencias de un pecado de omisión?
Lo ocurrido es
el resultado de un modo de actuar que no hubiera sido posible sin la complicidad de los gobiernos y bancos centrales que miraban
para otro lado. Son los gobiernos, como este, los que ponen las líneas telefónicas para facilitar operaciones financieras
oscuras en Gibraltar.
¿Decir
eso no es ir demasiado lejos?
"El sistema se ha hundido porque los
bancos especularon sobre bases falsas"
Si Gibraltar tiene
30.000 habitantes y el Estado español le da 100.000 líneas está proporcionándole los medios para funcionar como paraíso fiscal.
Si la Unión Europea firma convenios con paraísos fiscales está facilitando su existencia. Prácticamente, todas las entidades
financieras tienen sedesen ellos. El Instituto para la Obra de la Religión, que es el banco central del Vaticano, es un paraíso
fiscal. Son instrumentos imprescindibles para hacer lo que han estado haciendo los bancos.
Es usted
muy crítico con las medidas de rescate del sistema financiero...
Porque es una supeditación
de los gobiernos a los intereses bancarios. Están inyectando dinero a través de los bancos, y estos lo usan para salvar sus
cuentas. No llega a la economía real. Los ciudadanos pagaremos impuestos para apoyar a los bancos, para que estos, a su vez,
financien a las empresas sus expedientes de regulación de empleo. Porque también es cierto que muchas empresas están usando
la crisis para tapar un mal gobierno semejante al de los bancos.
Desde los
gobiernos mantienen que sería catastrófico no hacerlo.
Salvar el sistema
financiero no es salvar a los bancos. El sistema se ha hundido porque los bancos se han dedicado a especular sobre bases falsas.
Y eso ha provocado hambre. Hemos visto en multitud de bancos ofertas para que la gente invierta aprovechándose del alza de
precios de los mercados alimentarios. Son los inversores especulativos los que provocan el hambre, y es criminal que se usen
los recursos para sostenerlos. Y más aún darles dinero para que ganen más dinero.
Muchos
dirán que es un planteamiento demagógico.
En mayo del año
pasado la FAO reclamó 6.000 millones de dólares para atender hambrunas inmediatas. Sólo se recaudaron 4.000. Si es demagogia
decir que no dan dinero a la FAO para que luche contra el hambre y, sin embargo, dan miles de millones de dólares a los bancos,
para que luego paguen grandes primas a sus directivos o para salvarle la cara a los bancos que han perdido dinero en la pirámide
de Madoff Los ciudadanos tenemos que reclamar el fin de esa inmoralidad, no dar un euro más a bancos corruptos que se llevan
el dinero a paraísos fiscales, que financian actividades puramente especulativas, mientras hay tanta gente padeciendo.
¿Una crisis
económica apoyada en una crisis moral?
Claro. Esta crisis
pone sobre la mesa los valores morales sobre los que está montada nuestra civilización. Los ciudadanos tienen que saber que
la Iglesia tiene paraísos fiscales, y que los terroristas, traficantes de armas y banqueros corruptos también tienen facilidades
para instalarse en los paraísos fiscales. Las finanzas se han convertido en un sistema de corrupción global con la complicidad
de gobiernos e instituciones.
¿Tiene
propuestas concretas para el cambio?
Prohibir los paraísos
fiscales, desincentivar la especulación con impuestos, dotar a los gobiernos de capacidad de maniobra, controlar los movimientos
de capitales Pero no será posible si los ciudadanos no tienen poder para exigirlo. Los planes de Obama, que son relativamente
moderados, están siendo atacados sin piedad, y modificados, por la derecha y los poderes financieros.
Hay que reclamar el fin de esa situación inmoral en la que se encuentra la economía mundial.
¿Qué pueden
hacer los ciudadanos para vencer a esos poderes?
Salir a la calle,
votar a los partidos que defienden estas ideas, poner su dinero en los llamados bancos éticos, no en los especulativos. Puede
lograrse por vías pacíficas y democráticas, pero diciendo que no con contundencia.
ESPAÑA:
Una reflexión abierta: crisis, ética, moral y valores
Publicado el 19-04-2009 en
Expansion.com, por Antonio Durán Sindreu
Declaración
elaborada por 62 intelectuales del ámbito académico, jurídico, económico y empresarial como reacción a la gravedad de la crisis
económica e institucional que padece España.
1.- La actual
crisis económica, cuyos efectos sociales más inmediatos son fundamentalmente la destrucción de empleo y del tejido empresarial,
requiere, para su superación, un acertado diagnóstico de las causas que la impulsan y de las que han provocado la especial
incidencia que tiene sobre nuestra economía. Entre éstas, y por su importancia, no hay que ignorar aquéllas que tiene su origen
en una profunda crisis de valores humanos, cuyo restablecimiento ha de ser paralelo a la adopción de las medidas técnicas
necesarias para salir de la actual situación.
2.- Conscientes
de lo anterior, la única intención de quienes han participado en esta iniciativa no es otra que concienciar a nuestra sociedad
de la gravedad de la actual situación y de la necesidad de reaccionar frente a la misma con el apoyo de todos, especialmente
de quienes, por su experiencia, independencia, reconocimiento social, profesional y académico pueden contribuir a superarla.
3.- Los
beneficios del Estado del Bienestar han sido erróneamente interpretados, transformando nuestra sociedad y deteriorando sus
valores, comprometiendo gravemente el principio de responsabilidad de nuestros propios actos. Hemos transitado desde la cultura
del sacrificio a la del menor esfuerzo posible; de la del ahorro a la del consumo; de la del ser a la del tener; del respeto
y protección de la dignidad individual de la persona a la egoísta satisfacción de intereses particulares; de la previsión
a la improvisación.
4.- La crisis
financiera es un reflejo de este deterioro. La fiscalidad, también. La insistencia en hacer justicia a través de los ingresos
olvidando el necesario rigor en el control y austeridad del gasto, desfigurando incluso el propio sistema tributario con privilegios
fiscales indiscriminados y normas no siempre justas, es un vivo ejemplo del mismo.
5.- Sin
perjuicio del necesario control que el Estado debe ejercer sobre las actividades económicas que se consideren estratégicas
para el interés general, la iniciativa privada y el libre mercado continúan siendo la principal fuente de riqueza y de creación
de empleo. Mantener la capacidad de la empresa para generar riqueza y empleo exige reformas que, entre otros objetivos, eviten
y rechacen comportamientos impropios respecto a los límites morales o éticos de la conducta humana, excluyendo de igual forma
la relativización del bien y del mal y su sustitución por la moral de conveniencia del éxito a corto plazo. La economía de
mercado sólo es imaginable si existe el Estado para tutelar la libertad y corregir efectos indeseables. La economía social
de mercado que consagra nuestra Constitución reconoce esta simbiosis y exige para el diseño de nuestro modelo económico y
social un compromiso cierto entre ambas instituciones.
6.- Aunque
la economía se ha globalizado, no existe una Autoridad global. Es por ello necesario adoptar, de forma coordinada y urgente,
medidas internacionales que impidan actuaciones deshonestas de operadores económicos que se amparan en la dispersión mundial
de los poderes públicos.
7.- Es pues
necesario asentar las bases de un nuevo modelo de sociedad, en el que ética, moral y valores humanos tengan un lugar preeminente.
8.- Superar
la grave crisis económica que afrontamos exige, en nuestro país, distinguir entre medidas coyunturales y reformas estructurales
que asienten los pilares del nuevo modelo de sociedad.
9.- En cuanto
a las medidas coyunturales, consideramos necesario mejorar la aplicación del gasto público; adaptar excepcional y urgentemente
nuestro ordenamiento jurídico al actual entorno de crisis; permitir que de forma extraordinaria las empresas aplacen sus pagos
al Tesoro Público; reducir los costes fiscales y sociales de empresas y trabajadores; e imponer controles para que el crédito
de las entidades financieras que se benefician de ayudas públicas, fluya de inmediato a empresas y particulares. Si bien es
socialmente necesario ayudar a quienes tienen dificultades económicas, no hay que olvidar que es prioritario garantizar la
continuidad de nuestro tejido empresarial y evitar, por tanto, la destrucción de empleo.
10.- Respecto
a las reformas estructurales, es prioritaria una reforma educativa que garantice el nivel de formación y la futura competencia
profesional de los jóvenes, y que incentive el esfuerzo, la formación humana y social e invierta en formación continuada.
Es igualmente prioritaria una reforma de la Justicia, no sólo para dotarla de los medios necesarios, sino también para que
nuestro país sea un referente para la inversión y el desarrollo económico. Para ello es necesario garantizar los pilares básicos
del Estado de Derecho: el respeto a la ley, el orden público y económico, el cumplimiento de los pactos y contratos, la seguridad
en la reclamación de lo debido, la certeza de una resolución en tiempo y la plena independencia del poder judicial.
11.- Es
igualmente importante sentar las bases jurídicas de una gestión del gasto público con criterios de eficiencia, eficacia, control
y transparencia como pieza angular de la acción política, intentando evitar los obstáculos que en ocasiones crea la superposición
de distintas Administraciones para el buen funcionamiento del mercado. De igual importancia es apostar por las nuevas tecnologías,
por la innovación con tecnología propia, por las energías renovables y alternativas, por la investigación y desarrollo, por
la productividad, por recuperar la industria que se ha deslocalizado y por un tejido empresarial competitivo; y adoptar decisiones
en temas muy sensibles como el envejecimiento de la población, la sanidad pública, el Estado de las Autonomías y el sistema
tributario, sin olvidar la urgente necesidad de establecer mecanismos eficaces que erradiquen la corrupción.
12.- Las
consecuencias de no adoptar las medidas coyunturales y estructurales necesarias, pueden transformar la actual crisis económica
y política en una convulsa crisis social de imprevisibles consecuencias. Resulta por ello urgente superar la desconfianza,
el desánimo, la indiferencia y el desengaño de la ciudadanía hacia la política.
13.- Es
así mismo necesario distinguir entre dos tipos de crisis que en nuestro país se solapan hasta confundirse: una productiva,
de carácter cíclico, y otra financiera, inédita y de marcado origen social y de deterioro de valores. Las medidas técnicas
para corregirlas son en uno y otro caso distintas. No obstante, y para una mejor comprensión de las presentes reflexiones,
nos hemos referido a ellas indistintamente.
14.- Trazar
con firmeza las líneas maestras de las reformas que nuestro país necesita es tarea de quienes vivimos y trabajamos en él.
La participación de la sociedad es ahora más necesaria que nunca. Por ello, hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía, a
las instituciones civiles y sociales, a los diferentes estamentos universitarios, a las patronales y sindicatos, a las corporaciones
profesionales, a los medios de comunicación y en general a todos los que integramos la sociedad civil, a reflexionar objetiva
e independientemente sobre la situación que atraviesa España, y a contribuir a superarla aportando propuestas, suscitando
el necesario debate social y participando activamente en el mismo.
El objetivo
de esta participación es que los poderes públicos acometan las reformas coyunturales y estructurales necesarias, con la generosidad
y amplitud de miras del trabajo conjunto por el objetivo común. La participación de todos los agentes sociales constituye
una necesidad estratégica para proyectar nuestro país más allá del escenario incierto y borrascoso que nos abruma.
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Fighting corruption thru moral force
By
Chief Justice REYNATO PUNO, REPUBLIC OF THE PHILIPPINES
April
11, 2009, Manila Bulletin
Easter, which celebrates Jesus Christ’s Resurrection from
the dead, is the central feast of our Christian faith, its feast of feasts. As St. Paul eloquently puts it, “If Christ
has not been raised, then our preaching is in vain and your faith is in vain.’’ (1 Corinthians 15-14).
Serving as both proof and fruit of this transcendental event is
the amazing transformation of Jesus’ original disciples. Left so clearly demoralized and at a loss by His Passion and
Death on the cross, some could not even believe at first the news of His Resurrection. Even when some of them personally encouraged
the risen Christ, they thought Him to be a ghost. When the wondrous reality of Jesus’ triumph over sin and death finally
sank in, they became vastly different men in demeanor and determination in spreading His Word, braving hardships, persecution,
and even death.
The same call to radical transformation is incumbent on all of us
Filipinos today both individually and as a nation. Indeed the times we live in demand nothing less. We are waging a war for
nation survival on two fronts: first, against endemic corruption that robs our people of resources that should have been devoted
to their welfare, and the second against escalating poverty that makes a sham of our democratic and republican ideals. While
these are problems that have been defied solutions in our country, they are not insuperable. Like the scourges of slavery,
discrimination, and apartheid, they can be overcome by an innate “moral force’’ embedded in each one of
us. This moral force is made manifest by our actions, which taken together, make “justice roll down like waters and
righteousness as mighty stream.’’ (Amos 5:24).
Indeed, the call of Easter is that we must not only listen to the
Word but we must also do what it says. (James 1:22) This is no painless undertaking, for in the process, we shall in all likelihood
experience many “deaths’’ to our pride and popularity, our comfort and convenience. Easter, however, assure
us that eventual victory is ours. As St. Paul has written, “But thanks be to God who has given us the victory through
our Lord Jesus Christ. Be steadfast and persevering my beloved brothers, fully engaged in the work of the Lord. You know that
your toil is not in vain when it is done in the Lord.’’ (1 Corinthians: 15:57-58).
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La crisis financiera y la ética
Cada día se hace más evidente que el remplazo de los antiguos buenos valores
morales, por otros opuestos como la avaricia, la codicia, el consumismo desmedido, la ostentación y lujo insolentes, el desprecio
por el cumplimento de la palabra empeñada y los contratos, están presentes en el corazón de la crisis financiera y económica
mundial.
22/03/2009
| La crisis de los bancos y entidades financieras, iniciada en EEUU,
se extiende por el Mundo y comienza a afectar gravemente las actividades económicas. Nadie sabe hasta qué profundidad puede
llegar y cuánto tiempo puede durar. Los pronósticos son escasos, más bien meras conjeturas.
Funcionarios
internacionales, economistas renombrados, políticos de primer nivel, compiten por ver quién traza el panorama mas tétrico
y el provenir más oscuro. A diario se publican cientos de notas ensayando explicaciones, analizando las medidas que se están
tomando en los países centrales.
En medio de ese fárrago, que abruma
incluso al lector más informado, sobresalen algunos temas del debate en el que chocan posiciones encontradas.
Por
ejemplo, si la solución es una fuerte intervención del Estado en la economía o dejar que el funcionamiento de los mercados
haga lo suyo; qué sistema financiero se construirá a partir de la crisis y cómo deberían ser la regulaciones; si medidas proteccionistas
agravarán o no la situación de la economía real; si el capitalismo tiene futuro o será remplazado por otro sistema, incluido
aquí un cierto reverdecer del marxismo.
Pero así como estos temas son
fuertemente controversiales, se ha instalando otro de enorme importancia en el que parece haber muchas más coincidencia que
discrepancias: el componente moral de la crisis. De qué modo la pérdida de elementales valores, que parecían constitutivos
del sistema capitalista, especialmente el sajón, ha jugado un rol decisivo en la debacle en que estamos inmersos.
Entre
los valores morales que han sustentado el enorme desarrollo de los países capitalistas centrales, se destaca la valorización
del trabajo personal, del esfuerzo de cada uno para sustentarse. Esta valoración del trabajo, de la libre iniciativa, de la
aceptación de los resultados positivos o negativos para cada individuo, es a su vez la base de la competencia.
Esa
competencia es considerada como un proceso de cooperación entre los individuos en una sociedad, realizada bajo reglas claras,
estables, conocidas por los participantes y árbitros imparciales que sancionan a quienes infringen las reglas del juego.
El trato honesto, el respeto por el otro, los contratos justos y el cumplimiento
sin trampas de ellos, el repudio al engaño en los contratos e intercambios, han constituido las bases morales sobre las que
se asienta una buena economía de mercado. Obviamente no hace falta citar el respeto por el derecho de propiedad, sin el cual
no hay intercambio libre o voluntario.
Pues bien, cabe preguntarse -con
sobradas razones- dónde han ido a parar tales valores morales frente a la multiplicidad de hechos de evidente inmoralidad
ya conocidos y, seguramente, muchos otros que se irán conociendo con el tiempo.
No
podemos eludir, en primer lugar, la monumental estafa del financista Bernard Madoff que, se afirma, alcanzaría la increíble
suma de 50 mil millones de dólares, afectando a miles de personas e instituciones de todo en el mundo. Este hombre gozó por
décadas de un gran prestigio en el mundo financiero, en base al cual los inversores le confiaron miles de millones.
Esas
fortunas se han evaporado, al igual que cientos de fondos de inversión, bonos de todo tipo, sin que nadie explique satisfactoriamente
dónde fueron a parar. Lo mismo ocurre con el Banco Stanford con sede en uno de los paraísos fiscales -la isla de Antigua-
donde también desaparecieron miles de millones.
Alguien puede decir
que se trata de meras estafas, flagrantes violaciones a la ley, pero existen otros casos que, siendo legales, hoy aparecen
claramente como acciones inmorales. Se trata, por ejemplo, de los miles de millones de dólares que se distribuían entre los
directivos y ejecutivos de los bancos y empresas, los famosos bonus, que premiaban la “extraordinaria eficiencia”
de tales ejecutivos para crear y conducir negocios exitosos.
Aumentos
del valor de las acciones, altos dividendos, muchas veces obtenidos fraguando balances, es decir engañando. Aunque parezca
increíble, estos premios se han estado distribuyendo luego de que los bancos recibieran miles de millones de dólares de auxilio
del Estado.
Pues bien, es evidente que el remplazo de los antiguos buenos
valores morales, por otros opuestos como la avaricia, la codicia, el consumismo desmedido, la ostentación y lujo insolentes,
el desprecio por el cumplimento de la palabra empeñada y los contratos, están presentes en el corazón de la crisis que en
sus inicios se supuso sólo de índole material.
Como ha dicho el filósofo
y teólogo Hans Küng: “Es hora de que la ética ayude a superar la crisis”. Sostiene que la nueva arquitectura financiera
que necesita el mundo debe estar sostenida en un marco ético.
“Los
fatales instintos humanos de la avaricia y la soberbia sólo se pueden dominar mediante algunas normas éticas elementales”.
Remata su afirmación señalando que “en las grandes religiones y tradiciones éticas de la antigüedad encontramos la directriz:
¡No robarás! O, en términos positivos: ¡Haz tratos de manera justa y honesta!”. .
URL http://www.losandes.com.ar/notas/2009/3/22/editorial-414522.asp
Diario
Los Andes © . Todos los derechos reservados. Mendoza, República Argentina
San Sebastián, 26 mar (EFE).- El ex director general del Fondo Monetario
Internacional, el francés Michel Camdessus, ha opinado hoy que la actual crisis financiera responde a un "desastre ético"
y tiene componentes de "crisis de civilización".
Camdessus ha participado hoy en unos encuentros
empresariales sobre la crisis económica organizados en San Sebastián por la Sociedad de Garantía Recíproca Elkargi, donde
ha compartido mesa de debate con el comisario europeo de Economía y Finanzas, Joaquín Almunia, y con el científico Pedro Miguel
Etxenike.
El economista galo, quien actualmente preside
la Societé de Financement de L'Economie Française (SFEF), creada para recapitalizar los bancos franceses, ha identificado
las que a su juicio constituyen las "tres carencias" que han causado la crisis, que son la desregulación, la carencia institucional
y la carencia ética.
Respecto a esta última, Camdessus ha afirmado
que en cada etapa de la crisis pueden observarse "faltas éticas graves íntimamente vinculadas a errores técnicos o profesionales".
"Es, por ejemplo, contrario a la ética otorgar
préstamos tan arriesgados a personas cuya solvencia está lejos de poder ser demostrada", ha indicado el economista galo, quien
ha añadido que tampoco es ético "vender instrumentos representativos de estos créditos sin hacer explícita su naturaleza".
Según ha indicado, también ha habido "faltas
éticas" por parte de las autoridades financieras, "que han dejado que se establezca un clima en el cual la búsqueda de maximación
de beneficios a corto plazo era la única ley".
"Los principios básicos de unas finanzas
al servicio de una economía más humana se han ido ignorando", ha proclamado Camdessus, quien ha manifestado que no se han
tenido en cuenta "el sentido de la moderación de la codicia o la preocupación por el servicio a la comunidad que Adam Smith
esperaba de todos los actores de la economía del mercado".
El ex director del FMI ha apelado a los
valores de la responsabilidad, la solidaridad y la "ciudadanía global" para evitar en el futuro una crisis como la actual.
Camdessus se ha referido también a la reunión
del G-20 de la próxima semana, que ha confiado en que sirva para reformar las instituciones financieras internacionales, para
lo que en los últimos meses ha habido negociaciones "sin precedentes en los últimos 30 años".
Este economista ha formado parte del grupo
de sabios que estudia las reformas necesarias, que ha propuesto medidas "muy revolucionarias" como que EEUU y Europa renuncien
a su derecho de veto en el FMI, o que este organismo aborde un "cambio radical" en su gobierno, en el que los países pobres
y emergentes deberán tener más peso.
Camdessus ha defendido que no sean los técnicos,
sino los ministros, los que adopten las decisiones en las instituciones económicas internacionales.
El buen
gobierno empresarial, clave para salir de la crisis-
Según Eduardo Montes, presidente
del Club de Excelencia en Sostenibilidad MADRID, 24 (SERVIMEDIA) Las buenas prácticas de gobierno corporativo encierran "la
clave que nos permitirá salir de la actual crisis financiera", según declaró hoy el presidente del Club de Excelencia en Sostenibilidad,
Eduardo Montes, durante la firma de un convenio con el Ayuntamiento de Madrid. A su juicio, los
elementos fundamentales que definen a una empresa responsable son "el respeto por el medio ambiente, su compromiso social,
la sostenibilidad económica y financiera, la existencia de balances sólidos y sus prácticas de gobierno corporativo".Entre todos éstos, Montes destacó la importancia del "buen gobierno", que, en su opinión, "será lo que nos permita
superar la actual crisis financiera".
Montes, que definió la situación económica
presente como "la peor de la historia contemporánea" y comparó su gravedad con la del hundimiento bursátil del 29, apostó
por la recuperación de "los valores empresariales básicos" para salir de ella.
"Todo esto es el resultado de
renunciar a la ética", señaló, para recordar a continuación que "muchos de los directivos causantes de la crisis no han cometido
delitos penales, pero sí han jugado en el límite de lo legal".En su opinión, lo que esto pone de
manifiesto es que "aunque todos apelaban a los valores tradicionales, en realidad nadie los aplicaba".
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